Uso de herbicidas biológicos en Argentina
Las malezas perjudican la producción agrícola y debemos eliminarlas. No por ello debemos contaminar el ambiente comprometiendo las futuras generaciones a un ambiente degradado, contaminado y menos productivo. En esta nota, una propuesta para cumplir ambos objetivos.
Las malezas crecen. Cada vez que crecen, producen semillas en grandes cantidades y colonizan el suelo expandiendo sus límites. Se utilizan toneladas de herbicidas todos los años para controlar este mecanismo fantástico para cubrir el suelo de plantas.
Las malezas tienen una ambición enorme: cubren el suelo, sin importar cuánto intentemos controlarlas, siempre crecen.
A veces las malezas no comparten el espacio donde crecen con otras malezas, y crecen como un monocultivo que ocupa muchas hectáreas. Observamos las mismas flores, las mismas especies que ocupan grandes áreas como Ammi visnaga aquí en Argentina, en distintas regiones del país. ¿Por qué logran crecer en monocultivos?
Una breve hipótesis es que existen plantas que liberan químicos que inhiben el crecimiento de otras plantas. Por esta razón, una especie logra crecer sin tener otra especie en su entorno. El químico que libera una especie en detrimento del crecimiento de otra especie no es ni más ni menos que un herbicida biológico.
Ammi visnaga en Los Terales, Santiago del Estero.
Nuestra idea original fue -y aún lo sigue siendo- buscar plantas productoras de estos “bio-herbicidas” para aislar el compuesto y finalmente desarrollar un herbicida biológico para ser aplicado en la industria de la protección de cultivos.
El método
Argentina es un país extendido de norte a sur. Nuestra geografía cruza muchas condiciones climáticas, incluido un semi desierto en la parte norte del país que, curiosamente, sostiene un bosque de maderas duras.
Decidimos recorrer todo el país recolectando en el campo muestras de plantas con condiciones particulares de crecimiento. Por ejemplo, recolectamos plantas que crecían en grandes áreas formando parches que no incluían otras especies dentro del mismo parche. Cada vez que encontramos esta situación, recogimos muestras que se separaron por órgano y cada órgano fue una muestra.
Por ejemplo, de cada parche, recogimos hojas, tallos, frutas, flores y suelos en bolsas separadas. Cada uno era una muestra.
En dos años recolectamos 2400 muestras que representan 800 especies de plantas. Actualmente ya tenemos más de 3000 muestras y seguimos trabajando en la colección.
Las líneas negras indican los caminos recorridos donde colectamos plantas. Los números en rojo indican la cantidad de muestras que produjeron inhibidores-herbicidas sobre un total de 100 muestras.
X1 un inhibidor de crecimiento liberado por una planta. Este inhibidor de la germinación cuando es aplicado post-emergente funcionó como herbicida biológico. El efecto de X1 fue de quemante.
Pero estos inhibidores, ¿Funcionan como herbicidas biológicos?
Existe una gran cantidad de publicaciones científicas sobre inhibidores de la germinación y del crecimiento. Se realiza un gran esfuerzo en el terreno científico por buscar estos inhibidores. A su vez, se encuentran muchos resultados que merecen ser publicados, pero… ¿pueden ser herbicidas estos inhibidores?
La industria es implacable, quiere resultados que funcionen en el campo o, cuanto menos, en el invernáculo en etapas tempranas.
Desde INBIOAR se buscan inhibidores de plantas y luego se evalúa su capacidad para transformarse en herbicidas biológicos. También se buscan insecticidas, fungicidas y estimulantes.
¿Qué quiere decir que un inhibidor funcione como herbicida? Se refiere a que un inhibidor debe ejercer su poder herbicida a concentraciones lógicas de trabajo de campo y no a 100kg/ha, por ejemplo.
Un inhibidor que probamos como herbicidas contra malezas de hoja ancha y fina ejerce control a 2.5kg/ha, con una formulación genérica. Pensamos que se podrá mejorar (bajar la concentración) cuando se mejore la formulación.
Un herbicida progresivo que simula un efecto del tipo glifosato, cuando en realidad es un té obtenido de un fruto. El formulado: frutos secos y agua.
Otro inhibidor-herbicida que encontramos en plantas no es ya un quemante, sino que tiene un efecto progresivo que simula ser el glifosato. Este herbicida es también genérico, pero tiene menos efecto en hoja fina que en hojas anchas.
El ambiente es nuestro entorno, es el lugar que usamos para vivir, producir, trabajar y comer. Debemos cuidarlo por nosotros y para las generaciones que vienen. Trabajamos en desarrollar tecnologías limpias que transformen lo que es malo en algo bueno.
Luego de diez días de aplicado nuestro herbicida biológico, las malezas quedan completamente eliminadas. En esta condición me gusta pensar que el activo del extracto es degradado en el suelo antes de que la planta muera. ¿Qué podría ser mejor?